Ni un quinto rodó al terminar su festín. Mesa suya llena de manjares solo desde cerca mirados por mí y camaradas...
Según las antiguas remembranzas no esperaba que sonase siquiera un misérrimo real... Qué míseros, jajaja. Al menos sembraron en mí aquella semilla que alguna vez dejara ya sentada la tierra etérea que en mi corazón flameaba.
Eso fue en esas épocas de felicidad nostágica llenas de colores bajo un cielo 'frío', olores a panecillos amistosos, aromas a plantas quemadas... Mi eterna vecina delante mío cual guía en la confusión que reina emocionante. Perderme un deseo para respirar más de esos secretos dulcísimos. Matracas chillonas que me hacen reir. Veo diablos felices marchando en desorden, sin nadie que les grite. Mujeres con máscaras de polvo que sí marchan a un misterioso compás que no he oído antes.
Me estoy divirtiendo, todo tiene ahora sentido. La puerta de madera carcomida es la entrada a un gran pampón. Todos están sentados alrededor y hacia arriba... Comen sus pachamancas, saborean los camotes y beben un líquido espumoso. También hay cajas de cerveza... Todos esperan alrededor de la pampa, no sé que será, pero sí que debe ser algo grande. Para mi mala suerte ya se hace tarde y mi vecina no tiene más tiempo. Tengo que irme con ella.
Ya se compró dos estampitas de la virgen. Me da sueño su voz, despierto para bajarme del carro. Ahora tengo que hacer mis fichas toda la madrugada. Nadie sabe lo que es eso. Solo mi profesora... En fin, ahora puedo dormir. Esa música había sonado siempre, y el Huaracino fue el escenario de una morenada su entender.
Eso fue en esas épocas de felicidad nostágica llenas de colores bajo un cielo 'frío', olores a panecillos amistosos, aromas a plantas quemadas... Mi eterna vecina delante mío cual guía en la confusión que reina emocionante. Perderme un deseo para respirar más de esos secretos dulcísimos. Matracas chillonas que me hacen reir. Veo diablos felices marchando en desorden, sin nadie que les grite. Mujeres con máscaras de polvo que sí marchan a un misterioso compás que no he oído antes.
Me estoy divirtiendo, todo tiene ahora sentido. La puerta de madera carcomida es la entrada a un gran pampón. Todos están sentados alrededor y hacia arriba... Comen sus pachamancas, saborean los camotes y beben un líquido espumoso. También hay cajas de cerveza... Todos esperan alrededor de la pampa, no sé que será, pero sí que debe ser algo grande. Para mi mala suerte ya se hace tarde y mi vecina no tiene más tiempo. Tengo que irme con ella.
Ya se compró dos estampitas de la virgen. Me da sueño su voz, despierto para bajarme del carro. Ahora tengo que hacer mis fichas toda la madrugada. Nadie sabe lo que es eso. Solo mi profesora... En fin, ahora puedo dormir. Esa música había sonado siempre, y el Huaracino fue el escenario de una morenada su entender.
Octubre 2008
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