domingo, 20 de diciembre de 2009

Reunificación casual

A los siglos que se reagrupó el acaso primigéneo trío más angurriento de todos. Quién sabe. Y tal vez mejor no saberlo jamás. Solo nos queda respirar el aire con el ignorado deseo de no aspirar exhalación ajena alguna...

De pronto una horrísona palabra, mi nombre en sus cuerdas, oigo chillar a lo lejos _cerca a la virgencilla. Era pues LA Magda, inconfundible entre las enredaderas que acicalaban la imagen venerada. Habría sido mejor partir sin mirarle?

Al final sucumbí ante tanta insistencia de los casuales encuentros (al menos eso me parece) y eché las suertes a su lado, bueno a sus lados... No sé. Comenzamos por ambos frentes a hacerla trizas mientras ella sabía que como deporte nacional solo le quedaba ser una atleta y de las buenas.

Echando a rodar las horas la acompañamos a devorar sus tallarines, recomendados por mí. Y comenzaron a fluir, a resurgir aquéllos días de "T" e inicios falsos de semana en los que sentados en sillas de playa bajo el cielo nublado hablábamos de nada, de nuestras ilusiones, de nada, de nuestros deseos, de nada, de nuestras metas... de nada.

El tiempo se detuvo, entre los fideos cortados incisivamente y el cerdo manoseado. Luego de tanta "nadería" nos zurramos de nuestra conversa y aunque no cantamos la melosa tonada de la fruta acaso halloweenezca no hubo ningún rastro nuestro en esa mesa vacía solo los tantos platos que se confundían con los otros... Te habré dicho adiós?

Setiembre 2008

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