viernes, 2 de noviembre de 2007

1045

Nunca les había temido. Confieso que no les repugnaba porque me eran indiferentes. Hasta que supe de sus extraños encantos. De sus mensajes premonitorios. Sus señales misteriosas y los muchos signos relacionados con ellas.

Aquella polvorienta relación de extirpaciones encendió esa antigua pasión por lo oculto que mi espíritu había olvidado. Una gran persecución a lo desconocido. Cada línea poseía un horripilante encanto, que motivaba mis ansias de continuar, pero la interpretación de las palabras incitaban a mi espíritu a detenerme.

Esa relación aún existe, y aunque olvidada la estimo. Mientras las arañas (acaso "pakcha") en estos lares a algunos matan. Por ello no sé si glorificar su presencia o destruir sus instintos. Al final solo la atrapé, eternamente si lo permiten.

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