
Acorralado nuevamente. Pensé que todo había terminado, que comenzaba en la vida etapa nueva, de supuesta paz o de sosiego. La realidad es otra. Es como un círculo vicioso, todo da vueltas siempre; creí haber hallado la gloria y todo fue un adorno crecido por la esperanza vana. Qué más puedo hacer sino seguir en pie, luchando contra la adversidad que se me presenta. En mi constancia contradictoria estoy seguro que hallaré la luz. Aunque le llame, mi inspiración dizque caduca, decrépito verdor imaginado.
No sé cómo acrecentar el culmen de mis escarpados pasos. Me persuado de que las cosas son tal cual porque nunca dejaron de serlo y así justifico el fin de mis lamentos. Tomar decisiones entre opciones presentes de las cuales ninguna convence es difícil, si no imposible. Pero es menester hacerlo. En un mundo de falaces espejismos, de escamas floridas, de estéticas comunes no hay escapatoria si el espíritu es débil.
Y aunque en la distancia la experiencia me aconseja, no ser el único errante en el sendero, siempre conmueve al alma ya gastada, el proferir al cielo algún gemido. Hoy sin programar sutil despojo castigué una ilusión farsante y siempre recordará ella a su parte, la indolencia que busqué y le he causado. Y de todo el dolor acrecentado, aspiro sin mesura sus cenizas, sabiendo que de esto me acusara, tal vez para siempre su alma herida.
No sé cómo acrecentar el culmen de mis escarpados pasos. Me persuado de que las cosas son tal cual porque nunca dejaron de serlo y así justifico el fin de mis lamentos. Tomar decisiones entre opciones presentes de las cuales ninguna convence es difícil, si no imposible. Pero es menester hacerlo. En un mundo de falaces espejismos, de escamas floridas, de estéticas comunes no hay escapatoria si el espíritu es débil.
Y aunque en la distancia la experiencia me aconseja, no ser el único errante en el sendero, siempre conmueve al alma ya gastada, el proferir al cielo algún gemido. Hoy sin programar sutil despojo castigué una ilusión farsante y siempre recordará ella a su parte, la indolencia que busqué y le he causado. Y de todo el dolor acrecentado, aspiro sin mesura sus cenizas, sabiendo que de esto me acusara, tal vez para siempre su alma herida.
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