
En estos días de tanta "recordación" (lo oí de "Jilguero del Huascarán"), se vienen a mi mente las fiestas prototipo de la infancia, bueno que no fueron mías pero que viví en carne propia por las invitaciones desteñidas y las barras de jabón como obsequios sinceros y felices. Cómo olvidar esas clásicas melodías, "Feliz cumpleaños", "Rompe la piñata", o muchas otras, pero la que más repercutió en mi vida, como una burla horripilante y jocosa fue el muy temido por todos los párvulos (a quien engaño, solo le temía yo):
¡PERDISTE, PERDISTE, TE TOCÓ PERDERINTENTA, INTÉNTALO, LA PRÓXIMA VEZ!
Sonaba como el otro clásico ¿escolar?: QUIERE LLORAR, QUIERE LLORAR...Qué pesadilla, jajaja. No paraba de reír con esas coplas infantiles, creadas ciertamente, por alguna mente maquiavélica por qué no MALIGNA. Siempre escapando de los aposentos de la paz para revivir esos instantes de insano estrés infantil.
Bueno, al fin, todo pasa, fotos embarazosas, griteríos, amenazas, rabietas, pucheros, tundas sin causa alguna, y palizas cuasi mortales. Una sarta de eventos que traumatizarían al más fuerte mortal, pero que solo encajaban en un destino.¡Diantres!
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