
Las distancias crecen las fantasías, y a veces se puede pecar de poseer demasiada ilusión. Qué instancia podría impedir acceder a un acuerdo, si es que la negación implicaría la suspensión de un posible afecto. Considero que vale la pena el riesgo de mostrar un afecto desatento desde siempre. Sin pretenderlo voy conociendo una extraña sensación que veo que crece por doquiera pero, en mí, no estimula mis sentidos.
Espero que la paga del aprecio, sincero siempre, no sea despecho ni recelo. Consciente estoy del futuro albergado en su corazón con proyecciones, y la esperanza es agradable si se tiene en plena creencia. Haré mi esfuerzo, con cautela, verdadero. Es justa su esperanza en un mundo sin color y de lamentos coloreado. No puedo negar una luz nacer en el espacio sombrío y corrupto de inocencia despoblado. Si es preciso lucidez cándida la poseeré.
Y aunque la materialización de una promesa no sea muy de mi agrado, por convención en mi mente acaecida desde antes de preconceptos, es preciso atinarle un especial sentido a la imagen si contiene un lazo de realidad tangente. Mejor todavía si ha sido con música casual para el momento ya que evitará fenecer de nuestras mentes el instante en que se fundieron dos ideas en una misma, si de juicios similares se poseyeron.
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