
Pese a todo, cómo evitar conmoverse con su tierna mirada, quizás ignorando el destino fatal que se avizora; quizás asumiéndolo con mustia resignación. Cuadro meláncolico si se quiere, con trazos de inocente duda. Qué podría acontecer mañana o pasado... Su desfase ha sido su único delito; y quien gastó sus míseras monedas, solo tiene el vil consuelo de un caldo revitalizador...
Y yo sin poder hacer nada, a lo lejos, anticipo el cruel final de quien me hiciera recordar antaño a mis pequeños cotupollos. Más jóvenes, aunque no por ello dejaron de padecer el inevitable desenlace.
No hay comentarios:
Publicar un comentario